Gobernador BC niega «manipulaciones»
fuente DIARIO LIBRE – SANTO DOMINGO. El gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, negó ayer que en el país exista una estabilidad cambiaria mediante manipulaciones, tras asegurar que ese tipo de mecanismo no cabe dentro del código de ética de la institución.
En una carta enviada al director de DL, Adriano Miguel Tejada, y en respuesta a un artículo de opinión calzado con la firma del economista Eduardo García Michel, el funcionario explicó que la institución bancaria ha venido acumulando importantes volúmenes de reservas en el marco de un plan de mediano plazo consistente con el esquema de recapitalización y con el Programa Monetario.
Afirmó que al concluir el pasado año las Reservas Internacionales Brutas (RIB) sumaron US$4,098.4 millones, un 29% de la oferta monetaria ampliada.
A su juicio, la estrategia de acumulación de reservas de los últimos ocho años ha funcionado y ha sido efectiva en un entorno de bajas presiones inflacionarias y de reducida volatilidad del tipo de cambio.
A continuación la comunicación de Valdez Albizu:
Señor
Adriano Miguel Tejada
Director
Diario Libre
Ciudad
Estimado Director y Amigo:
El pasado 25 de abril leí con atención el artículo «Moneda Fuerte y Tipo de Cambio Competitivo», publicado en el prestigioso diario que usted dirige, por el colega economista, amigo y antiguo miembro de la Junta Monetaria, Eduardo García Michel. No puedo negar mi sorpresa al constatar la posición crítica que asume el referido articulista frente al proceso de acumulación de reservas internacionales que ha llevado a cabo en los últimos años el Banco Central de la República Dominicana (BCRD), llegando a afirmar que en el país existe una estabilidad cambiaria que se ha logrado mediante manipulaciones como «inflar las reservas internacionales vía préstamos, retirar pesos en circulación mediante la colocación de certificados, alterar las tasas de interés y atraer capitales».
Le confieso, Señor Director, que al leer el contenido del artículo me he sentido más que apenado, anonadado, al constatar que está escrito por un profesional que a través de los años se ha mantenido equidistante de los asuntos políticos. Como antiguo Director del Departamento de Cambio Extranjero y Asesor de la Gobernación, el Lic. García Michel sabe muy bien que esas «manipulaciones» no caben dentro del código de ética de una institución como el Banco Central. Cuanto lo he lamentado. Cómo decía el Quijote, «Cosas veredes, amigo Sancho».
Mi propósito al redactar esta carta no es en modo alguno polemizar con el autor del referido artículo. Es más bien mostrar a sus lectores que, contrario a lo que piensa el antiguo miembro de la Junta Monetaria, el BCRD ha venido acumulando importantes volúmenes de reservas en el marco de un plan de mediano plazo consistente con el esquema de recapitalización y con el Programa Monetario de la institución. Gracias a este plan, Señor Director, al cierre de 2011 República Dominicana alcanzó los niveles de reservas internacionales más altos de toda su historia.
En efecto, al concluir el pasado año las Reservas Internacionales Brutas (RIB) sumaron US$4,098.4 millones, un 29% de la oferta monetaria ampliada, M2. De igual forma, las Reservas Internacionales Netas (RIN), indicador que descuenta de las RIB los pasivos de corto plazo, alcanzaron US$3,637.9 millones a la misma fecha, un 25.7% del M2. Tradicionalmente, la regla que compara las reservas internacionales con el indicador M2 ha oscilado entre 5% y 20% por lo que, según este criterio, República Dominicana mantiene niveles de reservas muy superiores a este estándar internacional, sin querer decir con esto que no debiéramos seguir realizando esfuerzos para aumentar nuestras reservas.
Debo confesar que fue para mí motivo de preocupación, leer en el artículo del colega economista García Michel sobre la necesidad de que «República Dominicana alcanzara una relación reservas/M2 superior a 50% y una cobertura de importaciones de por los menos 8 meses». Pensé detenidamente sobre las implicancias de tan osada proposición. El antiguo funcionario del BCRD, quizás sin darse cuenta, estaba planteando que una economía pequeña y abierta importadora de petróleo como la dominicana debía aspirar a tener en un tiempo relativamente corto, niveles de reservas similares a potencias exportadoras como China, la más grande economía emergente del mundo ó como Brasil, un extraordinario proveedor de bienes básicos en el mercado internacional.
¿Por qué aventurarse a afirmar que alcanzar estos niveles de reservas debía ser una política viable para nuestro país? Cavilando aún más sobre este tema y haciendo un análisis retrospectivo, recordé nuestra antigua Ley Orgánica Monetaria, Bancaria y Financiera (Ley 6142, de diciembre de 1962). Pensé que era probable que el amigo García Michel, al realizar su sorpresiva proposición, tuviera en mente el artículo 39 de nuestra antigua regulación, donde se establecía que las reservas internacionales debían ser por lo menos un 50% de la emisión monetaria total. No obstante, si esa hubiese sido la idea, bajo este criterio resultaría irrefutable el éxito de la estrategia de acumulación de reservas del BCRD. En la actualidad, las reservas superan el 90% de la emisión, por lo que prácticamente cada peso emitido por el BCRD está respaldado por el equivalente en dólares de las reservas internacionales. Como antiguo Director del Departamento de Cambio Extranjero de nuestra institución, el colega y amigo García Michel sabe que esta situación no tiene precedentes en la historia monetaria dominicana, al menos, que yo recuerde.
Pero, vamos a asumir que en efecto lo que propone el articulista es que las reservas internacionales alcancen un 50% del M2 en los próximos años. Asumiendo que se quiera alcanzar este nivel de reservas en un periodo de tres años y que M2 creciera durante esos años a una tasa cercana a la expansión del PIB nominal, sería necesario incrementar las RIN a unos US$9,000 millones para el año 2014. Esto implicaría un aumento de la masa monetaria considerablemente mayor al alcanzado durante la crisis bancaria de 2003-2004. Es decir, estaríamos comprando una desestabilización cambiaria por una excesiva monetización a cambio de tener en bóveda lo que el autor llama «un dispositivo de seguridad para enfrentar eventualidades inesperadas».
Pienso sinceramente, amigo Director, que si se quiere abordar el tema de las reservas internacionales con objetividad el punto de partida del análisis debería ser, en mi opinión, de dónde venimos y hacia dónde vamos. La realidad es que el 17 de agosto de 2004, las RIN Líquidas del BCRD, indicador que excluye de las RIN el encaje legal en dólares de los bancos, eran negativas en US$22.3 millones. Para usar las mismas relaciones que el autor cita en su artículo, con este nivel de reservas se cubría entonces cero meses de importaciones y ni un solo peso de oferta monetaria ampliada. Es en esta situación, de imposibilidad práctica de hacer frente a los compromisos de deuda de corto plazo y de salida abrupta de capitales, que asumimos con responsabilidad la administración del Banco Central.
Desde esos tiempos aciagos de crisis, el BCRD ha cumplido con efectividad un plan sensato de acumulación de reservas. Gracias a este plan, hoy día las reservas cubren casi tres meses de importaciones, el estándar mínimo internacional (no ocho meses como sugiere el autor en su artículo) y más de un cuarto de la oferta monetaria ampliada, M2. Si nos fijamos en otras relaciones utilizadas internacionalmente se observa una mejora aún más notable en el proceso de acumulación de reservas del país. Por ejemplo, el indicador reservas/deuda de corto plazo supera 190% para el caso dominicano cuando el estándar mínimo internacional es de 100%.
Todos estos indicadores muestran, Sr. Director, que estamos transitando por el buen camino o en el camino correcto, si se toman en consideración las limitaciones que las condiciones internacionales nos imponen. La estrategia de acumulación de reservas de los últimos ocho años ha funcionado y mejor aún, ha sido efectiva en un entorno de bajas presiones inflacionarias y de reducida volatilidad del tipo de cambio. Tenemos razones para creer que en los próximos años la acumulación de reservas continuará su dinamismo, impulsada por el relanzamiento de las exportaciones de oro, la revitalización de las zonas francas y la apertura de nuevos mercados para los productos no tradicionales dominicanos.
Otro aspecto del artículo del economista y ex miembro de la Junta Monetaria que llamó mi atención, fue su afirmación de que en los acuerdos negociados con el FMI no se ha establecido una política de acumulación de reservas. Sorprende esta aseveración de un profesional tan informado como el Lic. García Michel que además es un connotado asesor del sector empresarial dominicano. Basta con consultar la página web del BCRD para darse cuenta de que en los dos acuerdos negociados por esta gestión no solo siempre se establecieron metas de acumulación de reservas, sino que esas metas incluyeron un ajustador automático. Este ajustador implicaba que además de alcanzar la meta de aumento de reservas, que ya de por sí era un esfuerzo importante, habría que acumular hasta un máximo adicional de US$300 millones, en caso de que se recibieran desembolsos externos no contemplados en el Programa, provenientes del BID, el Banco Mundial, Petrocaribe o los Bonos Soberanos. Lo cierto es que la meta con ajustador obligó al BCRD a un esfuerzo enorme de acumulación de reservas que superó los US$1,200 millones en los dos últimos años del acuerdo.
Una omisión incomprensible del artículo es que en ningún momento el Lic. García Michel se refiere a la gran acumulación de reservas de los últimos ocho años. En términos de RIN, la acumulación durante el periodo 2004-2011 supera los US$3,600 millones para un promedio de aproximadamente US$500 millones por año. También sorprende que el colega y amigo no haga mención de cómo en los dos últimos acuerdos firmados con el FMI, las metas de RIN se han cumplido consistentemente en 16 ocasiones, lo que constituye otra marca histórica para el país. Este logro es realmente destacable si tenemos en cuenta que en los dos acuerdos firmados durante la crisis bancaria de 2003-2004 las metas de reservas no se cumplieron ni una sola vez.
Pretender que el país alcance en el corto plazo, niveles de reservas similares al de las economías emergentes grandes es una utopía que además, podría poner en peligro la estabilidad macroeconómica que tanto ha costado al país. Debemos acumular reservas, pero hacerlo con prudencia y tomando en cuenta la capacidad potencial de generación de divisas de la economía, ya que cada vez que el BCRD compra dólares en el mercado aumenta la cantidad de pesos en la economía y hay que esterilizar parte de esa monetización a través de emisiones de certificados. Por eso, la acumulación de reservas debe ser parte de una estrategia como la que se ha llevado a cabo en los últimos ocho años o se corre el riesgo de llenar la economía de pesos y provocar un caos inflacionario como el vivido durante la crisis bancaria de 2003-2004.
Antes de concluir, Señor Director, permítame externar mi parecer sobre un aspecto del artículo del Lic. García Michel que no puedo dejar de soslayar. Me refiero a su comentario de que en nuestro país «las reservas internacionales han sido infladas vía préstamos» con el objetivo de mantener lo que él llama «una estabilidad cambiaria con moneda débil». Esta aseveración me parece un exceso de parte del colega economista, ya que él sabe bien que en el marco de un Acuerdo con el FMI, los fondos desembolsados por este organismo multilateral no forman parte de las RIN. Estos fondos aumentan los activos, pero a la vez incrementan los pasivos de corto plazo, teniendo un efecto nulo en las reservas internacionales netas.
Por otro lado, si en su comentario el autor se refiere a los préstamos externos que recibió el gobierno en el marco del Acuerdo, en las distintas cartas de intención firmadas con el FMI queda claro que el destino de esos fondos ha sido financiar el Presupuesto Nacional. Por tanto, estos préstamos se registran como financiamiento por debajo de la línea en las cuentas fiscales y no como reservas internacionales. De hecho, en el Acuerdo recién finalizado las metas de reservas se establecieron tomando como referencia las RIN Consolidadas que excluyen de las reservas netas a los desembolsos del Fondo al gobierno.
Lo cierto, Señor Director, es que la acumulación de reservas de los últimos siete años nada tiene que ver con un incremento ficticio vía préstamos. Más bien, ha sido posible gracias a que la confianza de los inversionistas internacionales en nuestro futuro económico ha incrementado la Inversión Extranjera Directa (IED) a niveles históricos. Otro factor que ha jugado un rol de importancia en el aumento de las reservas ha sido el retorno al país de los capitales que habían sido expatriados durante los difíciles años de la crisis bancaria. Lo más importante de todo es que el proceso de acumulación de reservas se ha llevado a cabo sin sobresaltos cambiarios y manteniendo en todo momento la preciada estabilidad macroeconómica. En materia cambiaria, lo importante es que el tipo de cambio refleje las condiciones del mercado y esté en línea con los fundamentos de la economía. Al respecto, uno de los reportes del staff del FMI durante el recién finalizado Acuerdo Stand-by determinó que el tipo de cambio en República Dominicana está acorde con dichos fundamentos.
Creo honestamente, Señor Director, que el artículo del economista y amigo García Michel nos invita a la reflexión y nos convida a seguir escudriñando en la información disponible con el objetivo de establecer metas de reservas alcanzables para el país, cuidando de no provocar contingencias que puedan afectar el equilibrio macroeconómico. Ciertamente, al referirnos a estos temas, no lo hacemos, como no lo hemos hecho en el pasado, con el ánimo de polemizar y crear controversias. Nos mueve el convencimiento de que es nuestro deber hacerlo para mantener debidamente edificada a la opinión pública.
En lo adelante, no pienso referirme de nuevo a este tema por la vía pública, ya que ésa no ha sido mi costumbre como Gobernador del Banco Central. Lo estoy haciendo, a manera de excepción, por tratarse de aseveraciones hechas por un antiguo miembro de la Junta Monetaria y ex funcionario del Banco Central. Aprovecho la oportunidad para invitar al apreciado colega García Michel, a quién sabemos animan los mejores intereses y la búsqueda de soluciones a los problemas económicos de nuestro país, a sostener un encuentro con mi persona, acompañado de un equipo de técnicos del BCRD para estudiar y analizar éste y otros temas de interés. No nos creemos dueños de la verdad absoluta y nuestro Banco Central se mantiene abierto a este tipo de encuentros porque entendemos que el debate de ideas enriquece el acervo de conocimiento de la institución, mejora su proceso de toma de decisiones y ayuda al cumplimiento de los objetivos.
Sólo queda, estimado amigo y Director, agradecer la publicación de esta carta si usted lo cree conveniente. Con sentimientos de estima personal, se despide,
Lic. Héctor Valdez Albizu
Gobernador