Published On: Sáb, Sep 2nd, 2017

Perfil de Pablo Piñero, de inspector de policía a líder hotelero del Caribe

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Pablo Piñero Imbernon, presidente del Grupo Piñero, fallecido este viernes a los 76 años, recibió en 2015 la Medalla al Mérito Turístico a la Internacionalización concedida por el Ministerio de Turismo, que supuso el broche de oro a los reconocimientos que el murciano obtuvo por levantar de la nada una hotelera de referencia mundial nacida de un entonces modesto touroperador.

 

Pablo Piñero demostró en su trayectoria que el sueño americano a veces es posible también en España, pues de lo contrario un inspector de Policía de Murcia no habría podido erigir en unos años, y sin más aval que sus ganas, el gran conglomerado que es hoy el grupo que cobija a Bahía Príncipe y a Soltour.

 

De licenciarse en Filosofía y Letras con la especialidad en Arte a triunfar en el turismo, pasando por 18 años en las filas del Cuerpo de Policía, hay un punto de inflexión, y fue cuando a raíz de un partido de fútbol entre el Murcia y el Mallorca, con el ascenso a Primera División española en juego, decidió fletar un avión, y ganó así más dinero en un fin de semana que en seis meses como funcionario.

 

Conocía bien la isla pues había estado destinado por su trabajo, y por lo tanto conocía a mucha gente, y al ver que en dos días llenó el avión, pedió la excedencia tras varios años como Policía, para pasar a dedicarse a un sector donde siguió la senda de los que han llegado más lejos: de una agencia a ser hotelero vacacional en el Caribe.

 

Soltour se convirtió en el germen de un grupo que hoy cuenta con la cadena que más habitaciones posee por ejemplo en República Dominicana o el complejo hotelero más grande de México, al percatarse como Miguel Fluxá o como Alex Zozaya que el verdadero negocio en el turismo no estaba en el emisor, sino en el alojamiento.

 

Bahía Príncipe fue desarrollándose con un modelo similar al de otras hoteleras españolas, aunque con la peculiaridad de que ha mantenido en el Caribe la propiedad de todos sus establecimientos, motivo por el que por ejemplo decidió no entrar en Cuba, a diferencia de Meliá, Iberostar, Riu o Barceló.

 

Sin alcanzar la centena de hoteles como las cuatro grandes, sus cerca de 6 mil habitaciones en Dominicana, que le convierte en el primer hotelero de ese país, las 3 mil de la Riviera Maya, las mil 300 en Jamaica y las 2 mil en España han hecho de su cadena una de las más rentables y eficientes por ser capaz de ganar más con menos, mientras ha conservado el la propiedad de los inmuebles y ha creado una marca y un producto de reconocimiento unánime.

 

Su gran pasión laboral, no obstante, fue el touroperador, la negociación de plazas con las aerolíneas en España, aunque sean tres mayoristas canadienses sus mayores clientes. Apoyó a las agencias como pocos, y el modelo de dirigir su grupo también tenía la peculiaridad de que era el que menos delega y el que más funciones hacía, de director comercial a de operaciones o de contratación, lo que le permite un control de la cadena sin parangón y le ha garantizado así una máxima calidad de su producto.

 

Trabajó, trabajó y trabajó, y su mérito especial vino, como en el caso de Escarrer o de Hidalgo, de sus orígenes humildes, ajenos a sagas empresariales asentadas como los Fluxá, Barceló o Riu, combinando al tiempo visión y valentía.

 

Con 40 años y con 100 dólares en 1975 fundó Soltour, y el negocio creció desorbitadamente al encontrar un espacio de aviones vacíos que iban de Alemania a España, por lo que se decidió a poner en marcha un touroperador, y seis años más tarde, en 1981, a comprar hoteles en Mallorca, partiendo del pequeño Rubens de 80 habitaciones, que lo acabó vendiendo para adquirir otros más grandes, hasta que en 1995 creó Bahía Príncipe en Puerto Plata, y el negocio comenzó a alcanzar las cotas actuales.

 

Para estos 20 años de actividad y expansión por el Caribe contó con un apoyo insuperable, el de su mujer Isabel, que solo dejó de acompañar a su esposo en dos viajes, y en ambas ocasiones fue por el nacimiento de sus nietos. Hoy, sus tres hijas –Encarna, Isabel y Lidia, que figuran en el ranking REPORTUR de los 12 jóvenes con más proyección en el turismo latino– están en primera línea ejecutiva del grupo y la primogénita es su sucesora (Dossier REPORTUR: los 12 líderes turísticos latinos con más futuro).PABLO-PIÑERO-770x439_c

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