Messi hace bueno a un Barça menor
Hay partidos difíciles de jugar, también para los mejores equipos, como el de ayer para el Barça. La mayoría se presentan a mitad de camino, después de un esfuerzo enorme, como el protagonizado ante el Milan y el Athletic, y en vigilias de una nueva tunda exigente ante el Chelsea y el Madrid. Así llegaron los azulgrana a La Romareda. La victoria se daba por descontada, sobre todo después de encadenar ocho triunfos, sin reparar en el rival, incluso cuando está en racha e igualmente necesitado, como el Zaragoza. Llegados a tal extremo, la diferencia entre el que pelea por el título y el que lo hace por el descenso la marcan los goles.
Los azulgrana necesitaron una hora y media prácticamente para tumbar a los aragoneses. Aunque el marcador y la estadística refuerzan el buen momento de los muchachos de Guardiola, sobretodo su récord de goles (161 goles), el partido fue muy disputado e igualado, racheado y alocado, hasta que el Zaragoza se quedó con 10 por expulsión de Abraham. Jugaron con fuego los barcelonistas y si evitaron males mayores fue por la categoría de sus individualidades: no hay mejor jugador que Messi ni un medio centro como Busquets. Ambos lideraron un remonte meritorio por la fe y la cólera del Zaragoza. Reventó La Romareda a pleno pulmón, entregada a un equipo que jamás se rindió.
ZARAGOZA, 1 BARCELONA, 4
Zaragoza: Roberto; Álvarez, Paredes, Da Silva, Obradovic (Lanzaro, m. 65); Ruben Micael (Juan Carlos, m. 83), Zuculini, Pintér, Abraham; Lafita y Aranda (Helder Postiga, m. 65). No utilizados: Leo Franco, Dujmovic, Barrera y Edu Oriol.
Barcelona: Valdes; Alves (Montoya, m. 67), Puyol, Mascherano, Adriano; Thiago, Keita (Busquets, m. 55), Cesc (Xavi, m. 90); Alexis, Messi y Pedro. No utilizados: Pinto, Iniesta, Cuenca y Tello.
Goles: 1-0. M. 29. Aranda. 1-1. M. 35. Puyol. 1-2. M. 38. Messi. 1-3. M. 85. Messi. 1-4. M. 91. Pedro.
Árbitro: Turienzo Álvarez. Expulsó a Abraham por doble amarilla (m. 44) y a Manolo Jiménez (m. 47), y amonestó a Valdés, Keita, Adriano, Ruben Micael, Lanzaro, Cesc (se perderá el próximo partido) y Thiago.
La Romareda: unos 30.000 espectadores.
La jornada presentaba algunas dificultades muy a tener en cuenta para el Barça. Nunca fue un equipo bien recibido en La Romareda y ya se sabe que el Zaragoza ha convertido cada uno de sus partidos en un ejercicio de supervivencia en la Liga. La cancha, por otra parte, invitaba más a disfrutar de un picnic que a jugar un encuentro de fútbol. A los inconvenientes ajenos, y en cualquier caso previstos, añadió Guardiola uno propio y arriesgado: vistió el Barcelona de negro y formó sin su triángulo de centrocampistas titulares: Xavi-Busquets-Iniesta. La alineación remitía al último partido perdido en Pamplona, y el juego también evocó la peor versión del Barça.
El once titular invitaba al protagonismo de futbolistas que han vivido a rebufo de la euforia barcelonista desde la caída ante Osasuna, volantes como Thiago, Keita y Cesc, y delanteros de la talla de Pedro y Alexis, suplentes contra el Milan. La mezcla no funcionó tampoco en Zaragoza. Los azulgrana no tuvieron ni tiempo de calentar ante la agresividad del Zaragoza. Los barcelonistas se vencieron ante la intensidad y fiebre del equipo local, superior en los balones divididos y las segundas jugadas, mejor en el cuerpo a cuerpo, siempre ganador de las acciones que sirven para medir el esfuerzo, la determinación y el interés de un equipo. Le faltaba control y pausa a un desorientado Barcelona.
Fuerte en defensa y fiero en la medular, el Zaragoza se desplegó a partir de la clase de Lafita y de la fuerza de Aranda, estupendo como último delantero, más dinámico que Helder Postiga. El encuentro se convirtió durante media hora en un diálogo Valdés-Aranda. El delantero la pifió nada más empezar, solo ante el portero, después de un error de Alves y volvió a errar más tarde en un penalti del guardameta a Lafita. Acelerado y destemplado en la salida a pies de Lafita, Valdés aguantó y respondió al tiro fatídico de Aranda. La fortuna le sonrió al delantero al tercer intento, después de ser habilitado por Álvarez, cuando el cuero le rebotó en la cabeza tras el rechace de Valdés.
Las llegadas del Zaragoza fueron especialmente selectivas y su defensa resultaba imposible para el Barcelona. Los azulgrana no daban pie con bola, incapaces de combinar, siquiera de puntear cuatro pases seguidos, nada finos en ataque y muy exigidos en su propio campo. A su favor jugó entonces la fortuna en dos jugadas esporádicas. Roberto no atajó un balón botado desde el córner por Cesc y Puyol embocó con la zurda a la red. Y acto seguido Messi remató a la escuadra de Roberto un servicio de Alexis: La Pulga defendió estupendamente ante Da Silva la pelota que tan bien se había ganado Alexis después que Guardiola reorganizara al equipo alrededor de Thiago como volante central.
Mejor en el juego y más puesto en el campo, el Zaragoza tomó dos goles en un abrir y cerrar de ojos y además cargó con la expulsión de Abraham. Nadie hubiera dicho que el Barcelona jugara con superioridad numérica ni que el equipo maño se defendiera incluso sin el entrenador, al que el árbitro también mostró la tarjeta roja. Desordenado como se quedó el partido, a Guardiola no le quedó más remedio que recurrir a Busquets. A partir de la referencia del pivote titular, los azulgrana mejoraron su organización y sometieron al rival. Poco a poco, el Barça fue ganando cancha y portería hasta cantar victoria en La Romareda.
Aunque el tanto definitivo llegó de penalti, transformado por Messi después de que Paredes tumbara a Alexis, con anterioridad los barcelonistas contaron hasta cuatro ocasiones, todas protagonizadas por sus delanteros, incluso por Pedro. El canario cerró el marcador con un cuarto tanto cuando La Romareda ya se había desgañitado contra el árbitro y el Barça y entregado al Zaragoza, indesmayable, tan convencido de que la permanencia es posible como los azulgrana de que todavía pueden ganar la Liga. Nada parece una quimera para Messi, al que le da lo mismo jugar con los titulares que con los meritorios, ayer capitaneados por un excelente Thiago.
La Pulga ya cuenta 60 goles en 50 partidos y el Barcelona se ha puesto a tres puntos del Madrid. Hoy toca mirar al Bernabéu.