REAL MADRID – Vértigo en el Bernabéu
Ante un rival que en muchos momentos le respondió golpe por golpe, al Madrid se le complicó la Liga. Ya le cubre la sombra del Barça. Los diez puntos de ventaja con los que contaba el equipo de Mourinho se han quedado en cuatro. La pelea por el título se estrechó anoche en un partido por momentos eléctrico. Un duelo de vértigo, con dos equipos que ignoraron la elaboración para desplegarse a toda mecha. El resultado fue una cita a dos porterías, trenzada a espasmos y musicada con los palos. Uno dio el Madrid y dos el Valencia. El de Tino Costa en la escuadra hizo temblar la escuadra y al Bernabéu.
La pegada, que tantos réditos le ha dado al conjunto de Mourinho, anoche le traicionó. Cristiano, Benzema y Di María se fueron maldiciendo a Guaita, uno de esos porteros que parecen manejarse por sensaciones. Anoche se sintió imbatible. Los últimos tiros que les sacó a Benzema y a Di María corroboraron que estaba en su noche. El partido terminó sin goles, pero fue un recital de emoción y llegadas al área supersónicas.
El Madrid tuvo que salir a jugar sintiendo primero el aliento del Barça y después la agonía del reloj. No está acostumbrado a tener que resolver este tipo de situaciones porque ha campado por esta Liga con una superioridad que ayer la falta de puntería le impidió plasmar. Por primera vez este curso se quedó sin marcar en casa. Lanzado a una carga desesperada, también el Valencia se le presentó con el guion claro en defensa y en ataque. Colocó Emery a Ricardo Costa de lateral derecho para dificultar a Cristiano. También se quedó en el banquillo Mathieu, rompiendo su dupla con Jordi Alba. Jugó por el francés Piatti, más revoltoso y veloz y con más uno contra uno. Parejo formó al lado de Topal para aclarar la salida del balón. El chico lo hizo bien porque tiene ese don reduccionista y simplificador que es el pase entre líneas. No lo practicó cerca del área, pero fue el primer toque de algunos de los contragolpes que le hicieron pupa al Madrid.
Real Madrid, 0 – Valencia, 0
Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Albiol, Pepe, Marcelo; Xabi Alonso, Khedira (Kaká, m. 72); Özil (Callejón, m. 84), Benzema, Cristiano; e Higuaín (Di María, m. 46). No utilizados: Adán; Varane, Coentrão y Granero.
Valencia:Guaita; Ricardo Costa, Rami, Víctor Ruiz, Jordi Alba; Topal, Tino Costa; Feghouli (Pablo Hernández, m. 63), Parejo, Piatti (Mathieu, m. 63); y Aduriz (Soldado, m.77). No utilizados: D. Alves; Barragán; Maduro y Jonás.</MC>
Árbitro:Clos Gómez. Amonestó a Arbeloa, Kedhira, Di María, Tino Costa, Parejo y Soldado.
Alrededor de 60.000 espectadores en el Bernabéu.
La otra gran sorpresa de Emery fue la entrada de Aduriz por Soldado, al que el Bernabéu esperaba de inicio para comprobar su escalada a la élite. La decisión dejó un duelo precioso del delantero vasco con Pepe. Un combate de codos afilados por el aire librado con nobleza y deportividad cuando el exceso de ímpetu generaba mamporros. La respuesta del Madrid a la propuesta de su contrario fue la movilidad de sus cuatro futbolistas de arriba. Ni Cristiano, ni Özil, ni Higuaín, ni Benzema respetaron sus posiciones de partida. El que menos, Benzema, que intuyó desde el primer momento que el choque sería complicado de destrabar. Bajó a recibir balones al centro del campo como si fuera un interior. Armó juego de derecha a izquierda y fue el futbolista blanco que más agujeros descubrió asociándose. Quizá por miedo a ver la tarjeta que le impidiera disputar el derbi del miércoles, Xabi Alonso jugó muy retrasado en el primer tiempo. Probablemente sea la primera mitad en la que menos influencia ha tenido en el juego de su equipo. Khedira no es lo mismo.
Definidos claramente los estilos, comenzó un tiroteo inagotable que empezó Cristiano con un derechazo al palo. Abierta la veda, Ricardo Costa mandó un cabezazo al palo. Piatti remató a las manos de Casillas.
La entrada de Di María en el segundo tiempo contribuyó más aún a las idas y vueltas. Cristiano en un par de ocasiones; Benzema en otras tantas; el propio Di María, también a pares; Jordi Alba y Mathieu, tuvieron el gol en sus botas. Ninguno acertó para acabar con un empate a cero en el que no hubo nada que reprochar.