Fernando Alonso se ha convertido en un experto en rebajar la euforia que provocan, tanto en sus seguidores como en los de Ferrari, sus hazañas al volante. A pesar de contar con un monoplaza claramente inferior a las propuestas de McLaren y Red Bull, el piloto asturiano ocupa el liderato del campeonato gracias a la inesperada victoria que consiguió hace 15 días en el Gran Premio de Malasia, una carrera que la lluvia convirtió en un correcalles absolutamente imprevisible. Esta privilegiada posición en la tabla de puntos alimenta unas expectativas que según el español no se corresponden con la realidad de su monoplaza, y pocas cosas le comprometen más que tener que responder a esos deseos sin contar con una herramienta a la altura de las circunstancias. Para este domingo, en China, Alonso asegura que su F2012 apenas ha cambiado respecto al que empleó en Sepang, más allá de unas pequeñas evoluciones, o sea que le tocará apretar los dientes y encomendarse a la suerte que le ha acompañado en las dos primeras paradas del calendario.