Sarkozy: “Miren a España tras siete años de socialismo”
Como viene siendo habitual, el presidente francés y candidato a la reelección, Nicolas Sarkozy, ha vuelto a colocar a España como el ejemplo de lo que su gestión al frente del país en cuatro años de “crisis sucesivas” ha permitido evitar. Pero esta vez, despojado del todo de la corrección propia de un mandatario y asumido plenamente el papel de representante del campo conservador, no ha dudado en culpar directamente al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero de este resultado. “Después de siete años de socialismo, mire cómo está España”, lanzó el jueves nada más iniciar la presentación de su programa y antes de atacar a su principal contrincante, el socialista François Hollande.
Los dos mandatos socialistas han llevado así a España a “la incapacidad de cumplir con los compromisos adquiridos, a la crisis de confianza en la que ese gran país que es España se encuentra hoy arrollado”, añadió. “No hay un francés que quiera la situación que han vivido los griegos y vive ahora España”, señaló el presidente en conferencia de prensa.
Su portavoz, Nathalie Kosciusko-Morizet, ya había advertido que la aplicación de las medidas de Hollande llevarían al país “a una deriva económica digna de España y sobre todo de Grecia”, donde los “Gobiernos socialistas” prefirieron “esperar” en vez de actuar.
Algo parecido le reprochó Sarkozy al socialista Hollande, su principal rival y favorito en los sondeos, que la víspera presentó su hoja de ruta para su primer año en el Elíseo en caso de ser elegido. “Jamás he creído en eso de los 100 días, es una forma de falta de respeto para los electores”, dijo Sarkozy. “Siempre me sorprende que un candidato venga y diga: ‘Esto es lo que hago el primer año’ ¿Y el segundo? ¿Es una sorpresa?”, recalcó. “Muchos regalos, mucho gasto. No le decimos que no a nadie y el momento de despertar lo dejamos para el segundo año”, añadió. “Un quinquenio es un conjunto (…), por lo tanto me comprometo para los cinco y no solo para el primer año”, concluyó.
En concreto, recriminó al Partido Socialista francés el ser el único en Europa en rechazar la regla de oro: la inclusión del objetivo del equilibrio presupuestario en la Constitución, y repitió su voluntad de aprobarla este mismo verano.