Merah: “Amo la muerte como vosotros amáis la vida”
El programa del canal TF1 Sept à Huit ha emitido este domingo fragmentos de las conversaciones que mantuvo el terrorista Mohamed Merah con agentes especiales de la unidad de contraespionaje de la Dirección Central de Inteligencia Interior (DCRI) mientras policías de las fuerzas de élite asediaban su casa en Toulouse el pasado 22 de marzo. Durante la charla, el joven, autor confeso de siete asesinatos en la ciudad y la cercana Montauban, entre ellos tres militares y tres niños judíos, muestra una frialdad terrorífica y afirma a los policías: “Yo amo la muerte como vosotros amáis la vida”.
A lo largo de la conversación, que se desarrolla tras un primer asalto de las fuerzas del orden, Merah suena tranquilo y su voz no denota el menor miedo o inquietud. “No he hecho todo esto para dejarme atrapar, sabes”, dice. “Ahora negociamos, vale. Y luego, fuera de las negociaciones, no olvidéis que tengo las armas en la mano, que sé lo que va a pasar y cómo actuáis cuando intervenís. Sé que podéis matarme, pero es un riesgo que asumo”, añade.
En los extractos de cuatro horas y media de grabaciones que la cadena afirma tener, Merah dice también que conoció en Pakistán a muchos “hermanos de Al Qaeda” y a numerosos “yihadistas europeos, y entre ellos”, señala, “había alemanes, franceses y españoles”.
Las cintas dejan en mal lugar a los servicios secretos franceses, y quizá por ello el Ministerio del Interior lamentó anoche su publicación. Merah negocia con su contacto en los servicios secretos, le dice que sabía que trabajaba en inteligencia, y se burla de él. Primero le explica que lo de “ir a discotecas, vestir a la moda y teñirse el pelo” formaba parte “del engaño”. Y recuerda que cuando enseñó a la policía fotos de su viajes a Afganistán y Pakistán, no podía creerse que el agente pensara realmente que se había ido de vacaciones: “¿Realmente pensáis que se va de turismo a esos sitios? Habéis cometido el mayor error de vuestra carrera”, exclama.
Uno de los momentos más impresionantes es cuando Merah explica que no pensaba atacar al colegio judío Ozar Hatorah, donde mató a cuatro personas a sangre fría, y que lo hizo porque esa misma mañana no pudo disparar contra un militar al que asedió en su casa. “Volví a coger la moto y pasé así, sin querer [por la escuela], no fue premeditado. En fin, contaba con hacerlo, sabes, pero esa mañana cuando me desperté no era mi objetivo”
La última parte es quizá la más trágica. “Sabed que tenéis ante vosotros a un hombre que no tiene miedo de morir, yo la muerte la amo como vosotros amáis la vida”, afirma. Su última petición es hablar con su madre. Las fuerzas especiales le conceden la posibilidad, pero al final Merah la rechaza y pone fin a la negociación. Unas horas después moría acribillado a balazos.