Published On: Mié, Jun 27th, 2012

Los paraguayos, entre la indiferencia y la resignación ante la crisis política

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Asunción- Con la sensación de estar viviendo una historia ya conocida, los paraguayos afrontaban esta semana con una resignación rayana en la indiferencia la crisis política que derivó en la destitución del presidente Fernando Lugo, pese a que a muchos ciudadanos no les gusta la resolución del conflicto.

«No hay nada, solo rumores, pero nadie se anima, nadie quiere morir en balde», afirmó a Efe uno de los empleados de migración del aeropuerto de Asunción, al ser consultado sobre la posibilidad de una reacción popular.
Las palabras del funcionario, una de las primeras caras con las que se encuentra el visitante que llega al país, tiene un fiel reflejo en la tranquilidad reinante sobre el asfalto asunceño.

Guillermo Recalde atiende a las mesas en un restaurante ubicado a dos manzanas del Parlamento, donde entre el jueves y el viernes se produjo el juicio político que en apenas treinta horas terminó con la destitución del exobispo paraguayo.

El camarero reconoce que en esos primeros instantes de incertidumbre cerraron el local «por precaución» pero desde el sábado, el primer día de gestión del sucesor de Lugo, su exvicepresidente Federico Franco, han vuelto a servir la comida rápida de estilo italiano que encanta a sus numerosos comensales.

Recalde cree que el relevo presidencial «no tiene sentido» porque «falta poco para las elecciones», previstas para abril de 2013, y denuncia que los grupos de poder a los que se vincula con la defenestración del mandatario, empresarios agrícolas y ganaderos, «quieren manejar como se les dé la gana» el país.

Sin embargo, descarta una revuelta popular porque «todo está muy tranquilo». Solamente en la sede de la Televisión Pública hay algo de movimiento aunque por ahora se trata de un centenar de activistas que pintan carteles al son de los clásicos temas de «canción-protesta» bajo la vigilancia de un reducido grupo de policías que ha cerrado la calle.

Precisamente frente a la sede de esa cadena televisiva que creó durante su gestión, Lugo realizó la madrugada del domingo su primera reaparición tras el juicio, en el que se le acusó de «mal desempeño» por la muerte de 11 campesinos y seis policías en un enfrentamiento armado tras la ocupación de una hacienda en el interior del país.

Aunque el exgobernante acató inicialmente el resultado del proceso con el argumento de que quería evitar un derramamiento de sangre, este lunes congregó a su llamado «gabinete de la restauración democrática», formado por excolaboradores y exministros, y se reunió con la Central Nacional de Trabajadores para acordar el inicio a partir de este martes de una serie de manifestaciones «pacíficas» cuyo potencial seguimiento es todavía una incógnita.

Según el portavoz de ese encuentro, Ricardo Canese, del izquierdista y minoritario Frente Guazú, uno de las cerca de veinte agrupaciones políticas que lo respaldan, va a haber «cortes de ruta, mítines y reparto de propaganda», y las medidas van a comenzar «desde lo local hasta lo departamental» para concluir con una gran marcha en Asunción.

Por ahora, «ndaipóri mba’eve» («no hay nada», en guaraní), remarca un fotógrafo que esperaba sin éxito a que Lugo se dirigiera a la prensa tras el anuncio de Canese.

Juan Florentín, un taxista de la ciudad, se queja amargamente de lo sucedido en el Parlamento y acusa al Partido Colorado, que gobernó durante 61 años hasta la ascensión de Lugo, de «hacer cualquier cosa para llegar» al poder. «Ellos robaron y no se les pudo hacer un juicio político», denuncia al enumerar acontecimientos pasados que en su opinión hubieran merecido para los presidentes de turno la misma suerte que tuvo el exobispo, como el incendio de un centro comercial que causó unos 400 muertos en 2004.

Sin embargo, al preguntarle si está dispuesto a llevar sus reclamos a las calles responde tajante: «No me sumo a las marchas porque acá ya se sabe lo que va a suceder».

Florentín, que pide a los países vecinos que «presionen», como ya hacen desde la Unión Sudamericana de Naciones y el Mercado Común del Sur (Mercosur), muestra a su pasajero el refuerzo de la seguridad en el Palacio de los López (la sede presidencial) y en el Parlamento.

La seguridad también es notable en el acto de presentación del nuevo director general paraguayo de la represa de Itaipú, compartida con Brasil.

En el acto, celebrado el lunes, el nuevo ministro de Exteriores, José Félix Fernández, reconoció que su país «no vive horas fáciles», pero se mostró «convencido» de que «con la larga tradición de vicisitudes» en su contra, «va a salir adelante».

Este «Gobierno que nace en el medio de tormentas está buscando la alborada final», agrega antes de reiterar que Franco pretende permanecer en el cargo hasta 2013, cuando debía terminar el mandato de Lugo. EFE

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